Este punto es tan vital como pudiese llegar a ser el aire para todos los seres vivos, pues uno no puede brindar lo que no se tiene. ¿Cómo se puede pretender educar o formar personas si uno mismo no es instruido antes? La formación docente es la clave del éxito de los alumnos, pues puede ser que un excelente profesionista, que posee los conocimientos necesarios para formar correctamente a sus estudiantes, más sin embargo no cuenta con la preparación pedagógica necesaria para transmitir y estimular el aprendizaje en sus alumnos. O me puedo referir al otro extremo donde se encuentre un docente con un abanico limitado de conocimientos, que sin embargo, pueden ser brindados eficazmente a sus alumnos por su destreza y habilidad como docente, logrando un aprendizaje significativo en sus estudiantes.
Puede darse el caso también de algunos maestros que “palabrean” fingiendo gran competencia para enseñar, pero hay que tener en cuenta que no se tienen las cosas por poder hablar de ellas y que palabras sólo son palabras, por lo que la formación docente no solo incluye el saber dar clase, sino el poder discernir entre el que está instruido y el que no.
Para finalizar quiero señalar que la importancia de la formación docente no sólo la considero al momento en el que un profesor se inicia como tal, sino que debe ser un aspecto que se debe cuidar a lo largo de la trayectoria académica y profesional, pues se debe ser responsable de la formación continua, ya que siempre hay algo nuevo que aprender y alguien de quien podemos aprender algo nuevo.
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